
Casablanca-Settat, la metrópoli marroquí que se transforma rumbo al Mundial 2030
Casablanca-Settat se ha convertido en el epicentro de un ambicioso plan de obras con vistas a la Copa del Mundo de 2030, que Marruecos organizará junto a España y Portugal. Entre grandes proyectos de infraestructura y crecientes debates sociales, la región busca consolidarse como motor económico y vitrina internacional del país.
El proyecto más emblemático es el Gran Estadio Hassan II, actualmente en construcción en El Mansouria (provincia de Benslimane, cerca de Mohammedia). Con capacidad para 115.000 espectadores y una inversión estimada de 5.000 millones de dirhams, se prevé su inauguración en 2028. El complejo, que ocupará más de 100 hectáreas, incluirá instalaciones deportivas complementarias, un centro de conferencias, hotel, áreas comerciales y un parque urbano. El objetivo es que este coloso se convierta en sede de partidos de la selección marroquí y de los históricos clubes Raja y Wydad, situando a Casablanca entre las grandes capitales futbolísticas del mundo.
Junto a este megaproyecto, se están renovando varios estadios de la ciudad, como Larbi Zaouli, Père Jégo, Moulay Rachid o Larbi Benbarek, con una inversión cercana a los 200 millones de dirhams. Estas mejoras buscan cumplir con los estándares de la FIFA y la CAF de cara a la Copa Africana de Naciones 2025, concebida como ensayo general para el Mundial.
La transformación también alcanza a la movilidad urbana. La ciudad, con más de cuatro millones de habitantes, arrastra problemas de tráfico y transporte público. Para afrontarlos, se proyecta un sistema de trenes regionales (RER) que conectará los barrios periféricos, el aeropuerto Mohammed V y el futuro estadio, además de obras en las principales carreteras hacia Benslimane y Mohammedia. Estas iniciativas se enmarcan en el plan “Casablanca-Vision 2030” e incluyen la ampliación de tranvías, remodelación de avenidas y mejoras en el espacio público, como parques y zonas verdes.
El discurso oficial insiste en la sostenibilidad: un plan energético hasta 2045 pretende anticipar el aumento de la demanda de agua y electricidad, apostando por la eficiencia y las energías renovables.
Sin embargo, la magnitud de las inversiones más de 6.500 millones de dirhams en infraestructuras deportivas genera críticas. Diversos sectores advierten que, mientras se destinan sumas colosales a estadios y carreteras, persisten graves carencias en vivienda, hospitales y servicios básicos. El debate gira en torno a si el país prioriza el prestigio internacional por encima de las necesidades sociales.
Para las autoridades, el Mundial es una oportunidad histórica para atraer turismo, generar empleo y proyectar a Casablanca como “la Nueva York de África”. Para sus detractores, en cambio, el evento revela las desigualdades y riesgos financieros de un modelo basado en grandes proyectos.
El Mundial de 2030 será, en definitiva, mucho más que un torneo: representa el desafío de conjugar la modernización acelerada con las demandas de justicia social en la mayor metrópoli marroquí.
Publicado el : 17 de septiembre de 2025

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